Para muchos católicos, la asistencia a cada celebración litúrgica de la semana santa (presencial o virtualmente debido a la situación actual) es una tradición que ha pasado de generación en generación. Sin embargo y como tantas tradiciones, a través del tiempo hemos perdido curiosidad en muchos detalles especiales que tienen estas celebraciones, como por ejemplo los múltiples cambios de color de las vestiduras exteriores de los sacerdotes y diáconos. Con esta nota queremos ayudarte a despertar nuevamente esa curiosidad, para que mires con otros ojos dichos colores… ¿qué tal si te animas a vestirlos también?
La semana santa inicia el domingo de ramos
La primera gran celebración litúrgica de la semana santa recuerda la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén, donde la multitud lo aclamaba como el mesías. Para los feligreses, el símbolo más visible es el ramo, que puede ser de palmas, olivos u otras ramas de árboles; es una fiesta donde nosotros mismos reconocemos la santidad de Jesús. La liturgia de la iglesia indica para este día el color ROJO, que simboliza la realeza de Jesús, pero también la preparación de la pasión ya que pronto ese que es aclamado, será entregado a su muerte.
Los tres días de transición
Lunes, martes y miércoles son días santos, pero se usa el color MORADO, porque siguen siendo días de cuaresma. Al igual que los demás días de la cuaresma – que inició el miércoles de ceniza – , estos 3 días son de preparación, recogimiento y penitencia. El morado es un color que, entre otras cosas, simboliza luto para la Iglesia, por lo cual nuestra actitud debe concordar con esta sugerencia. Estos días son muy propicios para reflexionar sobre lo que hemos hecho bien y mal, y proponernos un cambio real desde el corazón, de forma que nuestra alma esté limpia y lista para comprender los misterios que nos esperan en el triduo pascual.
Jueves santo: La cena del Señor
Este día inicia el triduo pascual, que es como una gran misa celebrada durante 3 días. El jueves santo es un día hermoso, ya que cenamos junto al Señor, dando gracias por la institución de la eucaristía y el sacerdocio. Durante esta jornada, la liturgia indica el uso del BLANCO como símbolo de gloria y gozo. El color blanco también se puede reemplazar por beige o dorado indistintamente. ¡Que alegría más grande compartir una cena con el mejor amigo que todos podemos tener! La última cena del Señor con sus discípulos más cercanos es, en verdad, la primera misa. Jesús, sabiendo su destino, deja claras instrucciones para conmemorar su pascua eterna con su cuerpo y su sangre, y pide a sus amigos que continúen este camino espiritual. Y aún dos milenios después, su promesa sigue viva como esa primera vez.
Viernes Santo: La pasión y muerte
El viernes es el día del martirio de Cristo. Sufre, y con pleno conocimiento de ello. Se entrega como el cordero de Dios, para la salvación de quienes le seguimos. Esa preciosa sangre derramada se simboliza en el color del día: ROJO. Este día se celebra el Santo Viacrucis. En muchos lugares de tradición hispánica esta procesión es pública, al exterior por las calles de los pueblos y ciudades. En estos casos el sacerdote participa revestido con la capa pluvial de color rojo. Otra curiosidad de esta fecha es que la celebración litúrgica de la muerte del Señor no se considera una “misa” (este día no se consagran las formas de la hostia y el vino, sino que se utilizan las reservas del jueves santo, por tanto, no hay “eucaristía”), pero el sacerdote se viste con casulla roja.
Este día, además, en algunos lugares se realiza una procesión con la representación del Santo Sepulcro. El sacerdote que acompaña dicho recorrido puede elegir una capa roja, pero también puede escoger el color NEGRO, que, aunque ha entrado en desuso, aún es permitido por la liturgia.
Sábado santo: Vigilia Pascual
Durante el sábado santo, Cristo se encuentra en la batalla decisiva contra la muerte. Al caer la tarde, los católicos nos reunimos para celebrar, por la certeza de la resurrección. La tradición judía celebra las fiestas religiosas más importantes desde la puesta del sol del día anterior a la fiesta, y esa tradición pasó a las celebraciones católicas. Celebramos la pascua del Señor a partir del sábado con una vigilia, que es una espera activa, orante y atenta, y se retoma la celebración de la eucaristía posterior a las celebraciones propias de la vigilia, como la bendición del agua y el fuego. El color de este día es el blanco, sin embargo, suele ser reemplazado por el DORADO, porque es un día de una alegría especial. Esta es realmente la celebración litúrgica de la semana santa más importante para los católicos del mundo. Como decía San Pablo en la carta a los Corintios “si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe”.
Domingo de Resurrección
Este día culminan los misterios de la semana mayor. El domingo nuevamente es el día del Señor, que triunfó y reina sobre la muerte. ¡Es tan importante este día, que la tradición lo celebra 8 días seguidos! Se denomina octava de pascua y se inicia con este domingo. El color que continuará en esta nueva temporada será el BLANCO (que se puede intercambiar con beige o dorado), que se mantendrá hasta el día de Pentecostés.